domingo, 30 de septiembre de 2012

“BIENVENIDO A LA EUROVEGA INDEPENDIENTE DE ESTE PAÍS’’

“Prohibido cantar’’, Jordi Colomer.
Abierto x Obras. Matadero, Madrid (Paseo de la Chopera, 10. Plaza de Legazpi)
Por  Sara Franco Vázquez  publicado el 25/09/2012.

Lo primero que debo mencionar es el espacio donde está representada tal exposición, un espacio un tanto decadente, vacío y desolador el cual simula este robo a mano armada que  gobernantes e inversores han decidido hacer engañando a pobres ciudadanos de a pie, tanto en Brasil como en España con el nombre de Eurofarlete.
El artista hace una correcta crítica, ya que  refleja una antítesis en ese espacio natural que además puede observarse claramente la representación de la riqueza y la pobreza, la soledad del medio con la multitud de las masas inocentes de gente, en definitiva todo un cocktail de pensamientos y diferentes estados mentales que puede estallar cuando menos te lo esperas. Esa idea lo expande hacia el espectador explicándolo a través del cine y para ello toma la idea de una ópera titulada Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny (Bertolt Brecht) el cual un grupo de malhechores perseguidos por la ley crean una ciudad paradisiaca  en el desierto cuya base fundamental es el dinero y con un único fin… buscar riqueza a cualquier precio con tal de lograr sus propios intereses.
Desde un punto de vista crítico esa transición de los hechos se observa en las pantallas: cómo se forma, qué ocurre, qué consecuencias trae consigo y lo más importante que yo he podido percibir y que a continuación desarrollaré es que el hombre cuando no tiene nada bajo su poder es feliz pero cuando crea sin tener en cuenta lo realmente importante que son las vidas humanas y no el dinero (que es lo que se quiere hacer creer) es cuando se convierte en un ser avaricioso y ruin, aunque hoy en día es lo que mueve a la mayoría de la gente, por desgracia.
 Lo más horripilante de todo es que prometen cosas que son inexistentes o que simplemente  suavizan mentiras para que no nos escandalicemos tanto como por ejemplo los puestos de trabajo con unas condiciones e ingresos que son de broma pero aun así lo pintan muy bonito y perfecto, es decir lo decoran con mentiras. Además, como en esta sociedad hemos llegado a tal punto de crisis e inestabilidad social lo desgraciado es como la mayoría de personas que no tiene ningún tipo de ingreso pican en el anzuelo de estos ladrones sin escrúpulos creyéndose todo lo que les dicen sin pararse a pensar en lo que de verdad hay que pensar que es que no hay que traicionar ni dejar de lado tus principios porque sin ellos es posible que no sepamos ni adonde queremos ir, y sobretodo no dejarse manejar como si fuéramos marionetas ya que teniendo la posibilidad de lograr un pensamiento racional y crítico lo estamos desaprovechando y dando una inutilidad dejando que los demás piensen por ti o decidan por ti.
He de resaltar y que nunca se nos olvide que el dinero no da la felicidad ni puede comprar la vida, solo la decora con atributos carentes de valor.

#20S RODEA LAS ROTATIVAS

Delia Martínez Vázquez

JONATHAN HERNÁNDEZ.
LA REFORMA TIENE MUCHAS DECENAS DE PERIÓDICOS, PERO NI UN SOLO HOMBRE.
20 SEPT/ 17 NOV. GALERÍA LA CAJA NEGRA, FERNANADO VI, 17-2º MADRID

Resulta casi profético estrenar una exposición cuyo título y pieza central hacen alusión a la desobediencia civil un 20 de septiembre de 2012 en Madrid. No hay que ser adivino para saber que en este país se está gestando una revolución (sólo un poco optimista), pero estrenar una obra así cuatro días antes de uno de los actos más multitudinarios de desobediencia civil que esta ciudad recuerda es tener el don de la oportunidad.

Si hoy día no existiesen las ediciones digitales de los periódicos, las rotativas no darían abasto. Estamos viviendo un momento convulso y nunca el ser humano ha dispuesto de tantos medios para estar informado de la actualidad. ¿Quiere eso decir que estamos mejor informados que nunca? Si tu respuesta es afirmativa, deja de leer y ve a ver la exposición de J. Hernández.

El autor nos presenta fotografías tomadas de periódicos, sacadas del contexto que les da la notica que ilustran y, por medio del collage, las sitúa en un nuevo contexto que es la interrelación con las imágenes contiguas. Toman así un nuevo significado.

La visita comienza con la pieza que guarda una relación más directa con la frase de Thoureau que da nombre a la exposición: bajo el título Desobediencia Civil se nos presenta un collage de imágenes de revueltas civiles. En las imágenes predomina el humo de los gases lanzados por los antidisturbios pero, si no me falla la vista, todas tienen la misma localización: La plaza Sintagma en Atenas. Me parece muy acertada la asociación del humo y las manifestaciones en Sintagma, ya que durante largo tiempo pensé que el exceso de información que había en España sobre los disturbios en Atenas era una cortina de humo para hacernos pensar que no estábamos tan mal, que otros estaban peor. ¿Verdad que ya no vemos estas imágenes en nuestros periódicos? ¿Será porque los griegos han dejado de manifestarse?

Otro apartado de la exposición que resulta de gran interés es el libro de artista Vulnerabilia (ver llover) 2008-2012 y los cuatro collages que lo complementan. Nos muestra todo tipo de imágenes de personas que voluntaria o involuntariamente no pueden ver: tienen los ojos cerrados, se tapan/ les tapan la cara, los ojos…Las situaciones en las que se encuentran son de lo más variopintas. Desde deportistas que han ganado a caras dolientes en un entierro, cantaores de flamenco, cautivos con los ojos vendados o políticos cazados en un descuido. El tema del libro y de las piezas que lo acompañan es la invisibilidad. J. Hernández habla de no ver y de no querer ver, de cerrar los ojos ante una realidad dolorosa y de que te los tapen para que no veas una realidad que a tu captor no le interesa que veas.

En el libro expuesto se cita una entrevista con Georges Perec y Bernard Queysanne en La Revue du cinéma. Image et son que dice así: “Es una lástima que no nos podamos mirar al espejo cuando tenemos los ojos cerrados”. Lo es.

TAMARA SALAS FORTES. LA VERDAD DE LO REAL.


TAMARA SALAS FORTES.
JONATHAN HERNÁNDEZ: LA REFORMA TIENE MUCHAS DECENAS DE PERIÓDICOS  PERO NI UN SOLO HOMBRE.
MADRID, LA CAJA NEGRA.
LA VERDAD DE LO REAL.
Jonathan Hernández es el autor de la obra que está expuesta actualmente en la Caja Negra de Madrid.
Artista nacido en la ciudad de México, nos presenta su última exposición, titulada: LA REFORMA TIENE DECENAS DE PERIÓDICOS, PERO NI UN SOLO HOMBRE.
La última exposición de Jonathan Hernández, está basada en cientos de recortes de periódicos, recogidos en los últimos cuatro años, y agrupados en distintos conjuntos.
Todos y cada uno de los recortes de prensa muestran una expresión distinta, desde sonrisas a lágrimas, pasando por la sorpresa, desesperación, agonía sin olvidarnos del sufrimiento.
En la obra de Hernández, no es necesario ni tal vez útil buscar un contexto específico, sino simplemente ver más allá, de lo que a veces queremos o somos capaces.
Tras cada una de las imágenes que el autor nos muestra, hay un sentimiento que corresponde a una persona, a una de esas miles de personas que aparecen recogidas en los medios de comunicación que tienen un nombre y una vida, pero que en la mayoría de ocasiones no reparamos, tal vez por la desidia o el cansancio que reina en la sociedad actual, o tal vez porque ahondar más, reflexionar o detenerse a preguntar  sea en la mayoría de ocasiones reparar  demasiado en el sufrimiento o en la realidad.
Es posible, casi seguro, que muchas de las imágenes recogidas por el artista y expuestas en la caja negra, las hayamos mirado en los periódicos, pero también es muy probable que no las hayamos visto, porque ver y mirar no es lo mismo, porque no siempre lo que ves quieres que sea real o porque no queremos mirar lo que en realidad no queremos ver.
Es una llamada a la invisibilidad, consciente o inconsciente pretendida o en ocasiones evitada, porque la situación que nos rodea nos suponga una sensación de dolor que no queremos afrentar porque no estamos preparados o porque simplemente no nos interesa.
Es un reclamo a la falta de consciencia que hay en la sociedad, a la falta de nominalidad, de tratamiento de seres como números que rellenan espacios y no como personas que conforman la sociedad en la que todos vivimos y de la que todos directa o indirectamente tomamos parte.
En numerosos recortes que el autor recoge, se pueden apreciar de manera directa las huellas que dejan, las marcas de las que no se pueden huir, las distintas actuaciones que tenemos, y sus consecuencias en la sociedad de la que no siempre todos somos o queremos ser conscientes pero que son recogidas por los medios de difusión concretamente en este caso, por la prensa escrita; consecuencia de la violencia, incomprensión, intolerancia, la falta de cooperación, o de atención.
Esta exposición concluye con una de las frases del artista que resume en pocas palabras la realidad de la obra y la situación: “la fatiga de lo visible vs. La ficción de lo invisible”.

Montados en el Arca de un Noé ciego


Daniel Casasola Bel

Jonathan Hernández. La reforma tiene muchas decenas de periódicos, pero ni un solo hombre. Galería La Caja Negra. Madrid.

Tras observar detenidamente los collages de prensa de la exposición no se puede evitar reflexionar sobre muchas cosas. Se trata de una exposición efectista, con un fuerte carácter crítico. Las imágenes, presentadas algunas formando collages de gran formato, crean un efecto muy fuerte al espectador, están colocadas detenidamente para crear un determinado efecto en quien las ve, a veces de pena, otras de angustia y desesperación, otras de reflexión y otras son simplemente irónicas.

En de esta colección de collages, Jonathan nos intenta transmitir un mensaje: Por medio de la prensa que tan acostumbrados estamos a ver nos intenta hacer un reflejo de una realidad social alarmante, una realidad social que no ve en sus políticos la esperanza para salir de esa situación a la que les ha arrastrado este gran diluvio universal. Y es esa ineptitud de la clase política y esa frustración popular lo que Jonathan nos muestra en sus collages llenos de caras conocidas, de dirigentes políticos y de personajes de actualidad.

Sin embargo no es el único mensaje que, desde mi punto de vista, intenta transmitir Jonathan en sus collages. En ellos vemos Famosos futbolistas y personajes de la actualidad, así como en uno de sus collages vemos deportistas, toreros y hasta al rey. Se trata de un collage donde analiza muy acertadamente la realidad social del país, resaltando sus frustraciones y las quejas de algunos sectores de la población (véase las manifestaciones republicanas contra el rey o los antitaurinos), resaltando también un enorme descontento por la clase política (donde vemos reflejadas las caras de algunos políticos corruptos, del actual presidente, de la, ya retirada, Esperanza Aguirre o del ministro de economía, quizá algunos de los políticos más relevantes de la actualidad española). Pero también en el collage vemos deportistas y personajes públicos de diversa índole. Con esto, Jonathan Hernández nos desenmascara uno de los problemas más importantes de nuestra sociedad: “el pan y circo” de la actualidad, la facilidad con la que olvidamos los problemas y nos dejamos engañar con éxitos deportivos que generan extraños y paradójicos impulsos nacionales que nos hacen pensar que somos grandes e importantes por vencer en dos o tres deportes aislados que poco tienen que ver con la dramática situación económica del país, somos asombrosamente manejables y ese es nuestro mayor defecto.

Así mismo algunos collages son simples fotos en las que el autor ironiza con los políticos actuales, pues mediante bolas blancas les hace parecer adivinos, superhéroes o payasos.

Sin embargo, pese a tener un importante mensaje que transmitir (aunque bastante sesgado), la calidad artística se resume a la aglutinación y ordenación lógica de fotografías recortadas de periódicos y revistas, lo cual le quita bastante mérito a la obra y plantea el debate de considerar realmente a un collage de fotos recortadas obra de arte.

Pese a todo, la exposición responde al grito de una sociedad en SOS, al grito de una sociedad que se ve navegando sin rumbo, sin esperanza de que un día cese la lluvia y en el mundo vuelva a salir el sol.

Ignorar como forma de vida.

  Irene García Real.
  En La Caja Negra de Madrid se está exponiendo la obra  de Jonathan Hernández, La reforma tiene muchas decenas de periódicos, pero ni un solo hombre.
En tres salas y un pasillo  se exponen varios marcos con collages  formados por  recortes de periódicos,  que a la vez están divididos en varios temas: la visión de la vida, la vulnerabilidad de la humanidad. En el centro de una de las salas, una urna que contiene un libro en miniatura, que  representa la obra de  Thoreau   Desobediencia civil, de donde el autor ha sacado el título de la exposición. Y sobre la chimenea el libro de artista Vulnerabilia, en el que se recogen imágenes de seres humanos expresando sentimientos, tan vulnerables, tan indefensos frente a las circunstancias.
En las obras que el autor ha titulado Vulnerabilidad, las personas que aparecen, tienen los ojos cerrados y expresan diferentes emociones de diferentes formas: algunos se llevaban las manos a la cara, transmitiendo frustración; otros además de eso, se tapan los oídos, como si de algo no quisieran ser conscientes. Estas dos expresiones son muy comunes en la actualidad, en un momento en que las cosas no van bien, y se turnan en nuestros estados de ánimo la impotencia, y a veces, más doloroso que lo anterior, las ganas de desentendimiento, y es que somos humanos, y aunque queramos ver toda situación de forma positiva, a veces nuestra alma se manifiesta en nuestro cuerpo mostrando, sinceramente, lo que realmente sentimos.
En las composiciones tituladas La visión de la vida, hay una bola blanca que siempre aparece cercana a las manos de los personajes protagonistas de cada fotografía, que son personajes mundialmente conocidos. Quizás el significado de estas fotografías sea la influencia que estas personas tienen en el mundo. Acaso  el autor quiere expresar que tienen el mundo en sus manos, y que todos dependemos de ellos y sus decisiones. Incluso se puede entender como una llamada de atención a estos individuos para que empiecen a ser conscientes de la gran responsabilidad que poseen, para que comiencen a tomar decisiones que nos beneficien a todos y no a unos pocos. Este signo de exclamación en forma de composiciones fotográficas pide que, de una vez por todas, demuestren el interés por la población y querer sacarla adelante sin la necesidad de los sacrificios que estamos sufriendo actualmente.
Otra de las composiciones está formada a partir de imágenes de escenas de violencia, desgraciadamente comunes en el mundo actual, a las que nos hemos acostumbrado  tanto que se nos llegan a  hacer  invisibles, cuando no nos afectan directamente. A veces es más fácil y cómodo ignorar.
Relacionado con esto último, el tema de la memoria y olvido, título de un díptico que forma parte de la exposición. Son dos obras pictóricas, que se muestran juntas, porque al fin y al cabo, la memoria y el olvido son dos caras de la misma moneda, tal vez formas de supervivencia del ser humano frente a un mundo que nos da vértigo.

sábado, 29 de septiembre de 2012

UN PAÍS HECHO DE RECORTES


Iris Gil Ramos.

Jonathan Hernández. La reforma tiene muchas decenas de periódicos, pero ni un solo hombre. Galería La Caja Negra.

En la tesitura en la que el mundo se encuentra en estos momentos y concretamente España, es normal encontrarnos con una obra de gran crítica social como la del mexicano Jonathan Hernández. El titulo se inspira en “La desobediencia civil” obra donde se rechaza y critica el poder y autoridad del Estado de Henry David Thoreau.

 En las paredes observamos una serie de fotos extraídas de recortes de periódicos a color y en blanco y negro en la que se nos propone una reflexión sobre los tiempos que vivimos. Si nos fijamos en ellas una a una la composición pierde sentido, ya que para entender  la intención del artista es mejor mirarlas como un todo.

Con la técnica del collage el autor nos presenta su visión del mundo en estos momentos, la desazón que sufre nuestra economía y en general la del mundo, un lugar donde la crisis  ha relegado a un segundo plano a los trabajadores que son los que, con sus pequeños sueldos, levantan los países y que desesperadamente intentan buscar soluciones y deben confiar en que los políticos solucionen los errores que en muchas ocasiones cometen ellos mismos. Hernández reúne imágenes que representan la crisis actual y sus protagonistas, sacadas de los medios de comunicación de todo el mundo con el fin de que el espectador saque sus propias conclusiones, y a partir de ellas actue.

Las fotografías se organiza en cuanto al contenido, algunas de las que más llaman la atención son políticos de diferentes países que aparecen señalando o “sosteniendo” entre sus manos bolas blancas que representan el control del mundo, que está en sus manos, al igual que nosotros. En otras, aparece como tema central escenas de personas huyendo de cargas de humo o cuatro grandes murales donde la expresividad cobra importancia. Una serie de recortes en los que lo único que tienen en común las personas que aparecen es que no vemos sus ojos, de un modo u otro, ya sea por alegría, tristeza, angustia, desesperación (bocas abiertas, brazos extendidos al cielo) o incluso detenidos que tapan su rostro con sus ropas. Todo esto nos lo muestro sin texto, en un intento por mostrar las emociones al desnudo.

En otra de las composiciones representa a España y sus problemas, aparecen personas que miran, ojos sueltos y en contraposición personas con gafas o con los ojos tapados que ríen ante la figura del rey, personas que prefieren no ver los problemas y hacer como si no los hubiera. También aparece el problema del tabaco y las enfermedades o el asunto de los toros, como detalle final observamos un plato de jamón y un joven haciendo el gesto de unos cuernos en su cabeza, como tópico de que España, en resumen, es “toros y jamón”.

Para acabar, destacar una de las frases de el único mural en el que no aparecen recortes o fotos sino un gran texto “el mejor gobierno es el que menos gobierna”, una frase que resume perfectamente la idea que el autor nos pretende transmitir de su obra.

ATLAS ESTÁ CANSADO


ATLAS ESTÁ CANSADO

La reforma tiene muchas decenas de periódicos, pero ni un solo hombre.

 Galería La Caja Negra. Jonathan Hernández        

Con el primer vistazo por las salas de la exposición, puedes calar el trasfondo de una crítica política que, por más obvia que resulte, se antoja brillantemente ejecutada.

Los primeros cuatro collages desprenden ese halo que te atrapa, que te hace mirar algo minuciosamente y preguntarte el porqué. Cada obra sigue su propio patrón alrededor de un tema, en una aparecen personas tapándose los ojos, en otra gritando, en otra llorando, y en la última, todos los personajes están con los ojos vendados. El autor fusiona fotografías de personas de diferente raza, cultura, posición económica o profesión; de personajes públicos e indigentes anónimos, de buenas y malas personas, pero con la misma expresión corporal. Las emociones y los sentimientos no entienden de diferencias, son universales. El gran logro de este artista mejicano, ha sido mostrar el lado humano y frágil del poder a través de sus recortes de periódicos. Nos hace reflexionar y darnos cuenta de lo cerca que estamos, de lo mucho que nos parecemos, de lo poco que eso parece importar.

Jonathan Hernández combina el retrato con fotografía ambiental para sus representaciones sobre la guerra, la política, los medios de comunicación, la crisis económica mundial, y, en definitiva, el poder.

 Dos cuadros nos recuerdan lo aterrador de la guerra mostrándonos la palabra “WAR” inscrita en una pared acribillada por las balas. Otro, nos recuerda las contiendas que vemos cada día en los telediarios entre pueblo y estado. Finalmente alcanzamos el gran collage central. Un mapa conceptual cuyas líneas unen aspectos decadentes de nuestra sociedad. España está representada con sus miserias: los toros como símbolo de disputa, el dinero como corrupción asociada a los políticos y poderosos (con Urdangarín como ejemplo de su vigencia), el tabaco como el cáncer de nuestra nación, el bingo como reclamo de lo fácil, un barco hundido como nuestros valores, un túnel sin salida y lo que más me fascinó, un hombre, haciendo un esfuerzo sobrehumano por soportar el peso de una enorme piedra, se debate entre hacer un último esfuerzo o dejarse morir.

En las últimas obras se exhiben recortes de diferentes políticos con un círculo blanco situado en un lugar deliberadamente escogido: un vacío que parece representar el mundo. Unos lo sostienen (poder), otros lo llevan en la boca (intolerancia), otros se tapan la nariz con él (mentira)…Henry David Thoreau, autor en el que se ha inspirado J. Hernández, dijo una vez: “El gobierno mismo, que sólo es el medio escogido por el pueblo para ejecutar su voluntad, está igualmente sujeto a sufrir abusos y corrupción antes de que el pueblo llegue a actuar a través de él”.

Rostros cansados, dirigentes cuya expresión refleja su impotencia para hacer frente a una empresa que los (nos) sobrepasa, imágenes de resignación, desánimo y, finalmente, de abandono. La extenuación de Atlas, con nuestro mundo sobre sus hombros, a punto de dejarlo caer.

                                                                                          Tamara Villabrille Vila

¿La ciudad de la alegría?

Laura Hontoria Roda

“Prohibido Cantar”/"No singing". Jordi Colomer. Abierto x obras. Matadero Madrid.

Durante tres meses tenemos la oportunidad de ver la exposición de Jordi Colomer en el antiguo matadero de Madrid. En esta exposición Jordi Colomer nos presenta  la fundación de una ciudad paradisíaca donde todo es movido por el dinero.

A modo de las ciudades paradisíacas como el proyecto Gran Escala, una ciudad de casinos y hoteles que nunca llegó a realizarse o la famosa Mahagonny de Bertolt Brecht donde unos forajidos forman su propia ciudad, Colomer nos presenta mediante siete vídeos breves, todos al unísono y sin orden aparente, la fundación de Eurofarlete, una ciudad construida en medio del campo, en este caso en los mismo solares donde se tenía prevista la construcción del proyecto Gran Escala, donde holgazanes y trileros se dedican a exprimir y timar a la gente.

El decorado se basa en una caseta y varias mesas de madera que simulan ser mesas de juego y un pequeño escenario de mala calidad. El sonido constante del rugir del viento  evita escuchar claramente los breves diálogos de los personajes. Estos personajes son estrafalarios, parecen pertenecer a una feria de gitanos que mediante juegos de magia, que muestran cuan fácil es hacer desaparecer el dinero, mujeres  dedicadas a la vida de la calle y holgazanes  nos muestra ante nuestros ojos una ciudad de depravación y decadencia que acaba en la miseria y el abandono.

Mientras se suceden los vídeos  Jordi Colomer intercala pequeños textos como: “el dinero solo no nos hace sensuales” o “¡os resultara más fácil sacarles el oro a los hombres que a los ríos!”, que comentan la acción y que pretenden moralizar al espectador sobre este tipo de ciudades en las que cuanto más tienes más vales, y donde puedes comprarlo todo con dinero, desde la comida o una habitación hasta el amor.
La crítica a este tipo de ciudades es clara y concisa, y nos hace plantearnos si de verdad queremos que este tipo de “ciudades de oro” formen parte de nuestras vidas y de nuestro entornos, muchas de ellas han sido simplemente un proyecto y no han pasado del papel, pero otras se han cimentado o van a cimentarse y se nos plantea la duda de si son mayores los pros o los contras, sí, se mueve dinero, pero ¿a qué precio?, verdaderamente este tipo de ciudades nos beneficia cuando somos un tipo de sociedad que gasta más de lo que tiene, que se deja estafar e incluso le gusta timar a los demás. ¿Estamos esperando que este tipo de ciudad nos salve de nuestros problemas económicos? Jordi Colomer nos muestra en su obra que: “Todas las grandes empresas tienen sus crisis”.

COLECCIONISTA DE TESTIMONIOS



Concepción Balmaseda Gómez-Cabrero

Jonathan Hernández. La reforma tiene muchas decenas de periódicos, pero ni un solo hombre. Galería La Caja Negra. Madrid.

Resulta verdaderamente complicado, a estas alturas, sorprender con un colaje. Se considera que fue Picasso quien lo inventó en 1912, con su cuadro Naturaleza muerta con silla de rejilla, aunque, también en este campo existe la pugna con Braque que cuenta asimismo con méritos suficientes para ser considerado el precursor. Sea quien fuera, inmediatamente tuvo seguidores y en seguida, papeles coloreados, etiquetas comerciales, trozos de periódicos, materiales ajenos, y otras piezas sueltas se unían en un montaje plástico y revelador. El colaje ha sido usado en el cubismo, por supuesto, y también en el dadaísmo, futurismo, surrealismo, … en todas las vanguardias históricas de principios del siglo XX. Por eso no es fácil crear algo nuevo a partir del colaje. Jonathan Hernández nos ofrece, en La Caja Negra,  su particular forma de utilizar esta técnica, además de otros trabajos puramente como fotógrafo.
Tanto en los colajes, en los que se nutre de fotografías de agencias internacionales de prensa, como en su obra de la que es autor exclusivo, existe una clara intención de denuncia. Esta denuncia se ve mejor si contemplamos la obra en su conjunto, más que pieza a pieza.
Si empezamos en la sala donde se encuentra la recepción, vemos seis fotografías suyas, tomadas en un jardín de Budapest, que resultan un tanto desconcertantes. Son esculturas de personajes del antiguo régimen que están a la espera de que se encuentre una localización para ellas. Existe un ánimo de mantenerlas vivas, algunas están restauradas,… Jonathan Hernández no puede resistirse a la tentación de hacer una fotografía de la escena.
Otras veces la denuncia se expresa de forma irónica, como en las fotografías de personajes de la vida política en las que se incluye una esfera blanca (la idea redonda y brillante) en el lugar adecuado para producir el efecto buscado.
Pero donde más se nota la expresividad de Jonathan Hernández es en sus colajes murales. En ellos se ve una colección de gestos, de gritos, de actitudes, de coincidencias. Son testimonios de emociones recopilados pacientemente y luego ensamblados para crear un resultado capaz de impactar. Hay escenas de alegría, pero la mayor parte esconden una tragedia. Ojos sin visión, bien porque han sido vendados o bien porque se ocultan tras las manos por la preocupación o la desesperación, conmueven a quien contempla este trabajo. Son testimonios de momentos de una gran intensidad emocional que persiguen a Jonathan como una obsesión.
En otro colaje vemos escenas de disturbios en Grecia, presentadas de forma coral, donde volvemos a ver al artista comprometido.
El mejor gobierno es el que no gobierna, aparece en su mural que representa un libro abierto, y el hombre tiene que estar preparado para este momento.
Su libro You Are Under Arrest , es una recopilación de fotografías tomada de la prensa internacional, que simplemente nos muestran los segundos de angustia del momento del arresto. El poder sobre las personas. No hay colaje, no hay nada más que el ánimo de desvelar una realidad reuniendo piezas sueltas y que juntas cobran la fuerza de una obra artística.
Así es el resultado de la contemplación de la obra expuesta en La Caja Negra.


jueves, 27 de septiembre de 2012

If i were a rich men...


Lidia Álvarez Jadraque

Jonathan Hernández. La reforma tiene muchas decenas de periódicos, pero ni un solo hombre. Galería La Caja Negra. Madrid.

Con la situación que vivimos actualmente y el malestar que encontramos en nuestro país, es más que normal la multitud de huelgas, manifestaciones y demás quejas realizadas por el pueblo para mostrar su indignación a los políticos y sus medidas. Según un estudio realizado no hace mucho, somos de los primeros países con más políticos en sus filas del mundo, y todos ellos tienen sueldos astronómicos, claro está pagados por los ciudadanos. Ellos mismos piensan que su trabajo es imprescindible y algunos se quejan incluso de que está mal remunerado, pero ¿es eso verdad? Personajes como algún ministro madrileño tiene hasta cuatro sueldos, ¡y encima se quejan! Los ciudadanos se preguntan:¿ y no será más fácil coger todos esos sueldos, unificarlos e incluso disminuírselos?, o, aun más sencillo seria quitar a todos los políticos que ya no ejercen su cargo ese sueldo y disminuírselo o retirárselo, también, a aquellos que no tienen una formación política o jurídica, con ello ahorraríamos lo suficiente para pagar cosas más importantes como la sanidad o la educación, que es, por desgracia, de donde más recortes está habiendo, cuando es lo que menos se debería de tocar, o acaso pretenden que seamos una sociedad analfabeta, y que baje la población al no estar bien atendidos sanitariamente. Para controlar un país lo que más importa es saber que problemas puede tener, su nivel económico y demográfico o como puede estructurarse todo ello.

Con esta temática del malestar por la economía, Jonathan Hernández expone una seria de recortes de periódico, en los que los que los políticos de varios países, entre ellos Alemania, parecen tener entre sus manos una moneda blanca, que podría simular el control por todos ellos de lo que a hoy en día vivimos atados, el mundo del dinero. Una de las imágenes que compone uno de los cuadros encara el tan conocido Pensador de Rodin con un político, y en medio de ellos ese punto blanco. La serenidad, la tranquilidad, y a la vez la sensación de preocupación de esta obra, confronta con el personaje del político, un hombre enfadado, con semblante serio y acusador, con ello el autor parece que pretende dar a entender que según están las cosas en este ámbito monetario, quizás hay que pararse a pensar más en medidas para solucionarlo, mejor que buscar culpables de todo ello y reprocharlo todo. Otra muestra de esa incomodidad del resto del mundo es con imágenes de todo tipo de personas llorando, desde deportistas, hasta personas inmiscuidas en una guerra o que viven en el conocido como cuarto mundo. El artista muestra la inestabilidad y el hermetismo de este mundo económico con la “imagen” de una moneda antigua sostenida en una goma de borrar y todo ello colocado en una urna de cristal sellada. Otra explicación a este montaje es como la política económica borra muchas veces la conciencia crítica y la visión clara del mundo.

De siempre se ha dicho que una imagen vale más que mil palabras y que, aunque cada uno tiene una ideología, todos debemos colaborar para un mismo fin, salir de esto.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Moral de esclavos


Prohibido cantar/no singing” Jordi Colomer.
Matadero de Madrid. Abierto x obras.


Prohibido cantar, si , pero entonces...¿qué está permitido?¿ la corrupción,el vicio,la prostitución,la perversión, el desenfreno, la extorsión?
Nada más salir de aquella oscura y vacía sala frigorífica del Matadero, brotó sin ninguna contención esta cuestión en mi cabeza.
Me gustaría saber quién es capaz de definir la frontera entre el concepto de placer sin ningún tipo de degeneración y el de vicio con su consiguiente decadencia terrenal. ¿Dónde queda ese límite ?



Realmente en esta ciudad hecha a imagen de Mahagonny todo esta permitido mientras tengas cómo pagarlo, bueno todo todo no,la creatividad personal se ve reprimida puesto que en esta ciudad todo se te da hecho. En cada segundo te dicen lo que tienes que hacer, cómo hacerlo y dónde tienes que ir para conseguirlo. De esta forma no queda cabida para la concepción de ideas propias y de ahí, el título de la obra“prohibido cantar.” Desde mi punto de vista ese “cantar” es un reflejo de la esencia y de la voluntad del hombre, ambas deslumbradas por los focos de la exuberancia y del exceso


Eurofarlete representa una sociedad podrida de la que rezuma un hedor corrupto que emerge del tipo de prostitución a la que se ven sometidos sus habitantes vendiendo su autodeterminación a cambio de capital y de placeres fugaces .Son lugares repletos de hombres y mujeres con trajes degradantes, totalmente fuera de sí, amaestrados como focas, como cobayas mordisqueando el cebo que se les es dado contínuamente y tan cegados por el neón que les es imposible juzgar su comportamiento, simplemente se retroalimentan una y otra vez de esa pestilencia que parece enajenar a todo aquel desgraciado que se ve envuelto en ella.

Jordi Colomer ha querido enseñarnos lo que hay detrás de todo este tipo de “ocio” de una forma un tanto surrealista y llena de contradicciones. No ha elegido el lugar ni el moviliario al azar sino que con ello, pretende revelar que debajo de todo ese lujo y exceso, expuesto con orgullo en los casinos, tan solo queda unos tristes tableros de madera y una cuantía de pastillitas de plástico de colores sin ninguna trascendencia.

Lo cierto e incuestionable es que con tan escueto despliegue de medios, Jordi ha exprimido al máximo un tema de actualidad y lo ha hecho de una forma  excéntrica donde él pone los medios y después procura dejarnos independencia y autonomía para darle cada uno de nosotros un significado distinto a esta exposición, de modo que se puedan sacar diversas conclusiones y dónde no haya nada escrito, si no, infinitas interpretaciones de sus gestos y del sentido de estos.

Sofía López Martínez

El desierto


El desierto

por Marcos Fernández Solís

Jordi Colomer: Prohibido cantar (Obra didáctica sobre la fundación de una ciudad paradisíaca)
Abierto x Obras, Matadero Madrid


En estos tiempos de supuesta escasez, más para unos que para otros, quizá sea difícil ilusionarse, o, por utilizar una expresión leída en la exposición de Jordi Colomer, encontrar algo a lo que agarrarse. Sin embargo acaban surgiendo siempre grandes promesas por un lado o por otro, porque es en tiempos de crisis cuando los sueños de utopía, si se cuentan bien y muchas veces, pueden convertirse en religión; que le pregunten a Bertolt Brecht y a sus infructuosas denuncias del nazismo y el capitalismo.

El autor alemán parece una referencia obligada para hacer sátira del mundo de hoy, especialmente cuando los periódicos de verdad publican historias como la de la Gran Scala aragonesa -que Colomer toma como botón de muestra- o la del nuevo e inquietantísimo EuroVegas, pasando por el aeropuerto vacío o por el monstruo deforme del Cabo de Gata entre otros tantos proyectos paralizados, que dejaron corta hace tiempo a su parodia hiperbólica de 1930, Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny, la cual se cita directamente y sobrevuela en general toda la instalación del artista catalán.

Colomer propone una serie de siete pantallas que muestran retazos desordenados de imágenes y texto en una sala oscura. Vemos varios planos fijos de Los Monegros donde al viento y al vacío del desierto les intentan discutir el protagonismo un par de tipos de corbata y una mujer de rojo con una furgoneta, a la manera de los fugitivos de la obra de Brecht. En este caso, la ciudad que habrán de fundar, la tal EuroFarlete, saca a primer plano de la escena todo el cutrerío y la banalidad demente de los saqueadores, al desnudarlo del envoltorio de neón que nos confunde en la realidad, contentándonos con cuatro vigas de madera, unas sillas plegables, unos lugareños sin dotes interpretativas, y una chica en tetas que vende comida y amor pero prohíbe cantar.

Con esta actitud cutre, desgarbada y económica que recuerda a la de Pasolini en sus visiones de Sodoma y Gomorra, pero con un mensaje que huye de matices, se nos guía hacia una interpretación prácticamente unívoca y que, aunque loable en su intención de despertar sentidos y conciencias, también se nos hace un poco burda: el truco grotesco de los trileros, el guitarrista ante las dos chonis o el rebaño de ovejas parecen recursos poco elaborados y superpuestos para un mismo mensaje; y el propio mensaje tampoco introduce una idea radicalmente novedosa -aunque siga siendo necesario, no es nada nuevo hoy día denunciar nuestra avaricia cortoplacista y estúpida, si acaso Colomer actualiza la visión de Brecht con el espejismo mediático de nuestros días.

Quedan, de todas formas, ironías laterales a la sátira central; no deja de ser sugerente la imagen final y premonitoria de la arena arrastrada por el viento sobre los restos del picnic abandonado. El desierto sigue estando desierto y vuelve a cubrirlo todo, revelando a este EuroFarlete como lo que es, una ciudad-fake de una civilización-fake castigada y decadente que lucha por sobrevivir aunque no lo merezca y por seguir construyendo monstruos sin pensar en los cimientos ni en el futuro.

¿Arte?

Sandra Trujillo Trujillo
Prohibido cantar/no singing (obra didáctica sobre la fundación de una ciudad paradisíaca), Jordi Colomer. Sala: Abierto x Obras, El Matadero

¿Por dónde empezar? Por el principio, claro. Entras a una sala, oscura, fría… hostil… Y no se oye nada, luego entras a otra sala, esta sí, más diáfana. La luz ciega, las paredes son blancas y se oyen ruidos de ciudad, parece. Huele a pintura… o algo así. Luego, otra vez oscuridad y en la sala solamente 7 pantallas proyectadas. Pero… ¿pero esto es arte? Siete pantallas en las que se proyectan diferentes imágenes en una sala lúgubre y fría. ¿Eso, de verdad, es arte? Te esperas cuadros con el olor a pintura, quizá algún apoyo sonoro para meterte en esos cuadros al oír los sonidos… He de reconocer que es una cosa innovadora, no lo voy a negar, lo que el artista Jordi Colomer ha hecho. Pero a mí, personalmente, lo único que me transmitieron esas imágenes era… Nada, bueno sí, una cosa: perplejidad.

Una serie de imágenes, divididas en pantallas. En una lo único que aparecen son mensajes, en las restantes seis se intercalan las imágenes con un breve texto. En una pantalla una mujer en una caseta, en otra están jugando una timba, un hombre tocando la guitarra… Cosas de ese tipo. Colomer está exponiendo la construcción de la ciudad “Eurofarlete” desde la nada. Una ciudad paradisíaca, aunque no es un paraíso como los que nos imaginamos nosotros, con sus palmeras, sus aguas claras, su playa y su sol… No. Esto es un lugar en mitad de la nada, con vegetación más bien pobre, típica del interior peninsular y sin comodidad alguna. Se asientan allí, donde tiempo atrás se había planteado una ciudad (ahora sí) entendida como paradisíaca… Y sin embargo se ofrece de todo, pero sin lujo alguno. El juego, encima de una mesa con plásticos, por ejemplo. Y para no tener nada prácticamente allí, a la gente se la ve feliz, solo hay que fijarse en la segunda pantalla, las dos mujeres charlando animadamente en mitad de la nada, riéndose sentadas en unas sillas, mientras otro toca la guitarra eléctrica (¿De dónde ha sacado la electricidad para el amplificador?). Esto sí que me hace reflexionar… Son unos hombres y mujeres que con nada, son absolutamente felices, o al menos lo parecen. Despreocupados, desocupados y desinteresados… Eso sí es el paraíso. ¿De qué me sirve vivir en una ciudad paradisíaca con lujos si no la puedo disfrutar? Claro, que eso depende de los gustos de cada uno.

En definitiva, y para ir terminando: Pienso que Jordi Colomer lo que quiere es hacernos reflexionar sobre los lujos de las sociedades de hoy en día, claramente innecesarios para vivir, demostrando que con cuatro cosas mal puestas puedes estar sin pasar grandes males. En cuanto al método de exposición de esta forma de… “arte” no es mi preferida, desde luego, aunque hay que reconocer que el cine dicen que es el séptimo arte. Pero ahí ya entran los gustos personales de cada uno. Lo considero una obra profunda y que sí que te hace reflexionar

Las palabras se las lleva el viento


Iris Gil Ramos

Prohibido cantar/no singing (obra didáctica sobre la fundación de una ciudad paradisíaca), Jordi Colomer. Abierto x Obras, El Matadero.

 

Al entrar en la antigua “nevera” de El Matadero lo que primero llama la atención es la oscuridad y  la falta de mobiliario. Cuando los ojos se acostumbran la atención se centra en siete pantallas en las que el autor nos expone lo ocurrido en Farlete, un pueblo de la Comarca de los Monegros. En la escenografía nada es fortuito o casual, ¿qué mejor lugar para esta obra que una vieja cámara frigorífica? Algo que fue y ya no es o el hecho de pasar por salas oscuras hasta llegar a las pantallas, que nos recuerdan al inicio de algo, lo que comienza de cero, de la oscuridad…

 Se suceden una serie de imágenes en las que no nos queda claro el orden, unos pocos personajes interactúan con un decorado muy sencillo, todo se desarrolla en un espacio desértico, que nos da una sensación de insignificancia donde destaca el aire que mueve los pequeños arbustos y levanta polvo que azota a los personajes que apenas se inmutan. Los personajes levantan unas primarias estructuras de hierros y plásticos mientras que una mujer realiza la labor de taquillera en un cubículo de contrachapados mientras, al fondo, aparece un pastor con un rebaño, lo que nos transmite calma y sobre todo naturalidad, todo lo contrario a lo que se estaría desarrollando en ese mismo lugar si se hubiese llevado a cabo el proyecto, aparecen unos trileros y una mujer-anuncio que baila desnuda, las imágenes se alternan con frases y se hace inaudible lo que comentan los personajes.

Esta escenografía en principio provoca cierto humor disparatado y absurdo a la vez que vulgaridad que nos hace pensar que en ese mundo hay cabida para cualquier cosa. Estamos ansiosos por conseguir dinero al precio que sea. El artista critica a los hombres por someterse al mundo de proyectos fantasma con la única esperanza de enriquecerse a cambio de las miserias del ser humano.

Colomer se inspira en la ciudad de “Mahagonny” de Brecht, fundada por unos delincuentes dedicada a la diversión donde todo es válido con tal de conseguir dinero. La obra nos muestra el lugar donde seria edificada  Eurofarlete, un proyecto dedicado a la construcción de una gran ciudad de diversión y de casinos en la que a día de hoy no se ha construido nada, el autor  nos muestra la problemática entre una idea de proyecto y la realidad y nos invita a reflexionar sobre el verdadero sentido de la felicidad. Hace una crítica a los caros proyectos de ciudades de juego en los que todo el mundo especula y espera enriquecerse pero que nunca llegan a construirse. Es imposible no ver las similitudes con el proyecto Eurovegas con emplazamiento en Madrid, nos lo pintan como una gran fuente de ingresos pero realmente todavía no hemos visto un solo plano.

El artista nos pretende abrir los ojos, ridiculiza la vida urbana, la avaricia y se burla de los proyectos y de la realidad, denuncia que “nos vendan humo” al igual que en la última imagen de la obra en la que solo quedan los restos de lo que fue y desapareció.

PARAÍSOS ARTIFICIALES






P.Victoria García Rodríguez.

Prohibido cantar/no singing” Jordi Colomer.
Matadero de Madrid. Abierto x obras.



Las voces se oyen desde la antigua cámara frigorífica del Matadero de Madrid, una sala columnada sin apenas luz, excepto la iluminación blanca de las puertas del fondo. Al atravesarlas, nos topamos con siete vídeos que se reproducen de manera independiente, creando un misticismo que invita a descubrir lo que allí sucede.

Basándose y tomando como inspiración la obra del poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brech, “Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny”, Colomer nos presenta una historia ficticia paralela, donde realiza una crítica a ciudades como Las Vegas, creadas por los hombres, dónde éstos se dejan manejar llevados por la avaricia, y venden su alma por dinero. Por el contrario, en la ciudad de Eurofarlete lo que importa son los hombres, y el dinero no sirve para absolutamente nada.

El artista catalán ya había utilizado esta técnica audiovisual en algunas de sus obras. Realiza una puesta en escena de la creación de una ciudad fantasma. Muestra con ironía y sarcasmo, la felicidad de algunos de sus habitantes a pesar de la sequía económica que allí se percibe. El espacio que utilizan para crear Eurofarlete es una carretera en medio del desierto, el viento sopla a su antojo, y los personajes “juegan” con el entorno. Nadie oye el sonido que sale de la guitarra eléctrica, las taquillas son una cabina de madera que apenas de sostiene...Pero a la mujer que aparece semidesnuda en uno de los vídeos no parece importarle dar todo sin recibir nada a cambio. Creo que este es el mensaje que se quiere transmitir, un mensaje de esperanza y lucha donde no se tiene muy en cuenta al ser humano. Juegan con nuestra ilusión por cantidad de proyectos que al final resultan ser una farsa. Promesas que se quedan en nada más que palabras.

Me llamaron la atención algunas preguntas que aparecen en diferentes partes de la obra: ¿Quién me presta una escalera para subir al tejado? o también ¿ Esperamos a muchos, no? y alguien responde: sí. Esto da un punto de locura y sarcasmo , muy propio del teatro español.

Todo empezó mal: ya desde la fundación de esta ciudad, la furgoneta no anda y hay que empujarla. A simple vista, da un poco de pena esa gente que está ahí sin hacer nada interesante, solo haciendo malos trueques y juegos de magia. Pero parece ser que ese doble sentido cómico y por otra parte crítico es el que este artista quiere transmitir. Creo que la clave de esta obra es el aprovechamiento del esfuerzo de la gente y de su gran obsesión actual por el dinero, para crear una ciudad dorada a medio hacer, donde la actividad estrella es esperar a que algo bueno suceda, y si esto no pasa, hay que usar la imaginación.

Finalmente, en el título de esta obra, un tanto abstracto, se refleja la prohibición de la expresión de los seres humanos ante la injusticia. 









martes, 25 de septiembre de 2012

PAN PARA HOY, HAMBRE PARA EL HOMBRE



PAN PARA HOY, HAMBRE PARA EL HOMBRE

Ana Domínguez Sánchez

“Prohibido cantar”, Jordi Colomer .Matadero  de Madrid

En medio de una oscuridad asombrosa  para  el visitante, al fondo de una sala se oye ruido. Un ruido conocido y algo excepcional en un espacio cerrado,  es el sonido del viento. En esta atmosfera envolvente el autor Jordi Colomer nos muestra su exposición. Una exposición que no deja indiferente al hombre, ya que la actualidad del tema tratado, hace que todos nos sintamos identificados con lo se transmite.
 La obra de Colomer narra cómo las  ilusiones y proyectos del hombre se ven frustrados  por el propio hombre.  El autor hace una crítica de un proyecto admirado por muchos y detestados por otros: Eurofarlete.  Para hacer esta crítica, Colomer hace continuas alusiones al poeta Bertolt Bretch y a su libro Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny. En la exposición se recrea de manera  irónica dos tipos de crisis, la crisis económica por un lado y una gran crisis de valores por otro. En cuanto a la primera, el autor utiliza un gran solar  que está  presente en todas las proyecciones, con el fin de recalcar y ridiculizar la “ciudad dorada”, es decir aquello que habría traído ganancias,  se ha convertido  en un sitio donde no hay nada, es desierto. Después, se puede ver como Colomer  muestra la falta de actividad en Eurofarlete, como símbolo de la frustración de ese proyecto que destruyó  las ilusiones de aquellos hombres y mujeres.  También se utiliza el viento como metáfora de esa lucha del hombre entre el ansia de  trabajo y la frustración de no encontrarlo. Por ello el hombre  aguanta el viento de la propia vida. En cuanto a la segunda crisis, da una visión bastante triste e incluso  dramática del hombre, ya que este pierde su dignidad como individuo en cuanto se vende por dinero. Colomer critica el ¿hasta dónde llegarías por sobrevivir? y da respuesta a través de las personas que aparecen en las proyecciones.  Como una mujer que se desnuda para atraer a la gente,  que comienza pidiendo comida y termina ofreciendo “amor” con tal de sobrevivir.
Durante  toda la exposición la intención del autor es apelar la conciencia del espectador. Por ello Jordi Colomer nos muestra esa imagen de desesperación donde el hombre, pese a estar en un desierto y no tener donde agarrarse resiste porque solo él puede lograr su supervivencia. Pero Colomer también denuncia la pérdida de dignidad del hombre, con el fin de  la supervivencia. Digamos por tanto, que la vida no  consiste en sobrevivir sino en vivir.  Y el vivir supone valorar la figura del hombre en esta sociedad y no poner por encima de él al dinero. La demostración de esos “proyectos frutados” hace reflexionar al espectador, para no enfocar la vida por muy difícil que estén las cosas hacia el desierto. Ya que  aunque el hombre tenga  trabajo ¿si  pierdes su dignidad que le queda?

EL SILENCIO DE LOS CORDEROS, BY COLOMER
por Estefanía Pinochet

Prohibido cantar/ No Singing -  Jordi Colomer.
El Matadero, Madrid.

No es casualidad que ‘Prohibido cantar’ sea una obra site specific para El Matadero. Aunque restaurado y reciclado, el antiguo espacio que albergaba las cámaras frigoríficas emana el perfume del deterioro de los valores de la sociedad actual con una nostálgica pero omnipresente alma gore que obliga a recordar que donde se exhibe la obra, una vez colgaron reses. Alimento para las masas y anestesias sociales se funden en un espacio atemporal donde Colomer hace su crítica a través de unas paredes plasmadas con gritos enmudecidos y siete pantallas con sus correspondientes proyectores.

‘Prohibido cantar’ logra imprimir su mensaje a pesar del intencionado desorden al que se ciñe. La inmensa sala se divide en tres secciones, como si de tres envoltorios de celofán crujiente se tratase hasta llegar al dulce corazón del amargo mensaje.
Se entra en una negra y oscura sala vacía, mas no vacua, incitando al desorientado visitante a acercarse a la intensa luz blanca de un pasillo entarimado. Atractiva desde la oscuridad, la agresiva luz fluorescente no nos brinda salvación; sino que genera intranquilidad y un sentimiento de asepsia innecesaria guiándonos hacia El Dorado de la Ciudad de Eurofarlete. Una vez allí queda rasgar el último envase.
Sin orden aparente, vemos a personajes unidimensionales intentando fundar una ciudad en el Desierto de los Monegros, castigado por el constante rey vendaval.
Las video-proyecciones están gobernadas por el caos, sin embargo es tan sólo una ilusión. Subterfugio que nos distrae del hecho que no somos libres ni siquiera de espíritu.
Colomer nos ilustra la inconsciencia de la que somos presos, narrando en mayúsculas cómo el arraigado complejo que tenemos como pueblo nos termina erosionando hasta dejar desnuda una médula de valores trastocados y ansias desbordantes de volver al estado de bienestar virtual pre-crisis a cualquier precio. Ya no somos fieles a nosotros mismos, no tenemos identidad, veneramos la visión cortoplacista y somos prisioneros del miedo.  El Dios ladrillo se ha transformado en el Dios Eurovegas, perdón Eurofarlete.

El artista nos recuerda el título de su obra con una atractiva joven desnuda de apetecibles y sedosas curvas que sujeta un cartel con las palabras “prohibido cantar” y otros dos con las palabras “comer” y “amar”, éstos últimos con sus respectivas traducciones al inglés. De acuerdo, seguiremos atiborrándonos de comida basura para no acordarnos de sentir y ahogar el clamor interno, amaré lo que me manden.
Sin embargo, el protagonista es el soberano viento rigiendo a magos que no hacen magia, música que no es escuchada, lonas de plástico y rebaños de ovejas.

Cual cordero que va al matadero no sé si deseo ser consciente de la más que posible profecía del declive inminente. Ver esta obra resulta desagradable, porque tal y como nos contó la película ‘Matrix’, es muy cómodo vivir con velos y ambientadores que disfrazan los aromas pútridos que nos rodean. Pero quizá Colomer es nuestra particular Clarice queriendo salvarnos, a nosotros corderos, mediante su obra.