martes, 9 de octubre de 2012

¿Arte por ordenador?


Daniel Casasola Bel
Nature morte. Charles Sandison. Galería Max estrella.

Al entrar en las salas de la galería Max Estrella, uno se queda fascinado con los preciosos efectos coloristas y efectistas que se proyectan en las paredes del local. Se trata de efectos lumínicos formados por palabras de colores en movimiento acompañadas en ocasiones de rayas, puntos o signos de puntuación describiendo distintas formas, formando distintas figuras o incluso formando distintas palabras, pero no hemos de olvidar al verlas que se trata de efectos producidos por un programa de ordenador creado por el propio Sandison para crear estos efectos lumínicos.

Antes de criticar sin más la falta de originalidad y la sensación de estafa que genera ver una obra creada por un ordenador y no por una persona hay que tener en cuenta que toda la obra tiene un sentido que va más allá de los simples efectos de palabras en movimiento sin aparente relación, un significado que, para mí, es lo único que salva a la obra de ser denominada un fraude.

Se trata de una profunda reflexión sobre el lenguaje y su importancia en la evolución social y cultural del ser humano. En relación a esto Sandison coloca en una de sus obras las palabras que preceden a los puntos y aparte del libro de “la evolución de las especies” de Darwin, queriendo hacer ver al espectador la importancia del lenguaje en la evolución humana y haciéndole reflexionar sobre el verdadero papel de éste como protagonista de la vida del ser humano, de su facultad de relacionarse con los demás y de expresar sus propios sentimientos y estados de ánimo y como motor del progreso cultural que distancia al ser humano de los demás animales de la tierra.

Y una vez expuesta la importancia que tiene la obra en relación a lo que quiere significar, nos encontramos con una obra que, desde mi punto de vista, se salta uno de los preceptos básicos de todo lo que uno puede llegar a llamar obra de arte, que es la originalidad.

Tras ver esta obra completa, pensé en si podíamos llamar realmente arte a algo creado por un ordenador y no por una persona. Por mucho que la persona haya creado dicho programa o haya meditado mucho sobre el significado de lo que el programa crea, no es la persona, sino el programa el que termina por hacer la obra y por tanto pese a que el ordenador no es un ente pensante ¿a quién debemos darle la autoría real del producto que sale del ordenador y que contemplamos en las proyecciones?

Es, por tanto, para mí, demasiado llamar obra de arte a esta creación. Se trata, sin embargo, de una profunda reflexión sobre el idioma mediante un producto informático que carece de sentido artístico y no por la obra en sí, sino por el simple hecho de no ser obra del ser humano, al igual que no llamaríamos arte a los dibujos que pudiera hacer un mono por mucho que reflexionáramos sobre el resultado de su creación o por mucho que mediante aprendizaje le hubiéramos intentado enseñar pautas para el dibujo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario