por Marcos Fernández Solís
Charles Sandison: Nature Morte
Galería Max Estrella
A
primera vista, la exposición de Charles Sandison nos muestra una
serie de salvapantallas de ordenador, que hubieran sido bonitos en
los 80 o los primeros 90. O no, quizá tampoco, cuestión de gustos.
Descartando que el artista haya tratado de fascinar nuestros sentidos
con sus patrones infórmaticos aparentemente aleatorios -no sabemos
cuánto tiempo habría que quedarse mirando la Butterfly para
saber si se va a terminar repitiendo así que entenderemos que la
idea es que no lo hace-, parece que nuestro intelecto vuelve a jugar
solo.
Parece
difícil interpretar la muestra de Sandison sin documentarse
mínimamente sobre su trabajo y sus intenciones, en otras palabras,
sin alguna clase de folleto suplementario que nos diga qué tenemos
que ver. Sin leer nada previamente, vemos asociaciones entre palabras
sueltas y una calavera humana, o entre formas geométricas que
cambian constantemente pero guardan siempre un esquema de mariposa. A
primera vista no vemos más que un juego demasiado inocente entre
formas de la naturaleza y artificio electrónico. Tendremos que acudir al folleto.
Solo
la pieza central de la pequeña exposición, The birth of
language, parece menos lacónica, de todas formas no viene mal
saber que el texto que se forma en la pared viene de El origen de
las especies de Darwin, y que se contruye a partir de todos sus
puntos y aparte. Los puntos y aparte no son otra cosa que un universo
de píxels en movimiento, que recrean palabras sueltas que se
combinan en mensajes con o sin sentido, de forma aparentemente
aleatoria, dando lugar a esbozos de ideas nuevas o a simples
sucesiones incoherentes.
Al
leer por internet varios textos de personas más instruidas en la
trayectoria de este artista escocés, observamos que todos hablan con
mayor o menor profundidad sobre su obsesión por el lenguaje humano y
por las posibilidades ambiguas de este, pero llama la atención una
omisión que nos parece importante: vale que hable siempre sobre el
lenguaje, o sobre el lenguaje como producto de la evolución como
reza la nota de prensa de la galería; pero precisamente por eso no
puede ser que no sea consciente de su propio lenguaje y que
el hecho de que todo esté contando desde estos programas
infórmaticos, basados exclusivamente en el 0 y el 1, no sea una
clave de su trabajo, y creemos que lo sería incluso en el caso demencial de que él mismo no fuera consciente. Las obras cobran
algo de luz cuando pensamos que recrean nuestro concepto de mariposa
a base de algoritmos montados exclusivamente sobre Sí o No, o cuando
vemos que nuestras palabras aparecen en un orden aleatorio dictado por el programa. Esta perspectiva sí nos
lleva a una reflexión sobre la evolución del lenguaje, pues al fin
y al cabo es Charles Sandison el que ha decidido comunicarse de esta forma con nosotros, o al menos lo ha intentado.
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