Irene García Real.
Acceder a la planta donde se encuentra la exposición Espectros, de Antonin Artaud, desde el edificio antiguo del Museo Reina Sofía de Madrid, sólo fue un preludio de lo que sería la exposición, puesto que pareció ser una de las pruebas a las que se sometieron Asterix y Obelix en Asterix y Obelix y las 12 pruebas, en la que los trabajadores de un edificio les mandaban de una planta a otra con la intención de volverlos locos. Y precisamente la exposición está directamente relacionada con el mundo de la locura.
El conjunto de las trescientas obras, creadas por el mismo Antonin Artaud y artistas a los que inspiró y con los que se relacionó, en diferentes disciplinas como es el vídeo, poesía, teatro, pintura, además de documentos reales de la época como periódicos, crea un ambiente de locura en la galería. En ningún momento cesa el ruido de voces, e incluso gritos, procedentes de los audiovisuales, que hacen que el espectador se sienta desconcertado, creando en él la ilusión de estar en un psiquiátrico.
Antes de acceder a las salas donde se encuentran las obras, se puede leer en la sala-recibidor, un escrito referente al desacuerdo con los tratamientos psiquiátricos practicados a los pacientes, lo que es una buena introducción para orientarse hacia la dirección correcta, al tratar de comprender la exposición, labor que por otra parte es casi imposible, ya que no hay que olvidar que estos artistas no eran personas lógicas ni cuerdas.
Podemos contemplar las obras hipergráficas de Isidore Isou y de Gabriel Pomerand, representantes del movimiento letrista, que utilizaban el propio dibujo de las letras de sus poemas como protagonista de sus cuadros. Hojas enteras en las que se mezclan signos, símbolos, jeroglíficos….como si estuviéramos descifrando un antiguo texto egipcio.
Podemos escuchar muestras de lo que llaman “poesía física”, en la que mezclan la lectura de sus poemas con sonidos corporales.
En la sala de audición es posible escuchar a través de auriculares poesía y música de Antonin Artaud, Isou, François Dufrêne John Cage, Yves Klein, Gilberto Mendes… También dos proyecciones.
Encontramos documentos como partituras musicales, cartas, fotografías…., que son testimonio de la influencia de Artaud en los representantes de la vanguardia de la segunda mitad del siglo XX.
Y a vueltas con la idea de ruptura con las formas artísticas anteriores, en un empeño de renovar el arte en todas sus manifestaciones, también en el teatro, podemos ver documentos relacionados con el nacimiento del primer happening de la historia, Theatre Piece Nº 1, realizado por John Cage. Influenciado por el ensayo de Artaud El teatro y su doble, surge un tipo de representación que combina diferentes disciplinas y que incluye la participación del espectador que se convierte en parte activa del evento.
Y es que Artaud, marcado tanto por su enfermedad mental como por los tratamientos recibidos para superarla, se convirtió en inspiración para los artistas de la segunda mitad del siglo XX que quisieron innovar el mundo del arte y la cultura.
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