DEL OCRE AL ALGORITMO
JESUS LOPEZ TEJEDOR
NATURE MORTE
CHARLES SANDISON
Madrid, Max Estrella
“Mi trabajo consiste literalmente en colgar palabras de la
pared”, le dijo Charles Sandison al crítico checo Pavel Böchler, que ha
publicado varios ensayos sobre su labor.
Y el artista escocés, aunque afincado en Finlandia desde 1.995 sigue
colocando sus palabras en la pared. De forma magistral sitúa sus obras en un
espacio abierto y diáfano de la galería madrileña Max Estrella, donde ya expuso
su anterior obra en 2006.
En tres salas en penumbras, podemos observar el conjunto de
la obra que el artista nos muestra en Madrid, en la primera un video nos
muestra un conjunto de imágenes donde predominan unas imágenes estilizadas.
En la segunda sala se coloca la pieza central de la
exposición “The Birth of the Language” y acompañando a éste “Nacimiento del
lenguaje” van apareciendo todos los punto y aparte del famoso libro “Sobre el
Origen de las Especies” del biólogo
inglés Charles Darwin. En esta ocasión sus múltiples palabras van naciendo y
moviéndose por la pared, deslizándose, chocando unas contra otras, unas veces
para salir rebotadas en dirección opuesta y otras veces superponiéndose por
unos segundos.
Son imágenes de gran belleza plástica, psicodélicas, que
transmiten una gran paz interior, al mismo tiempo que te hace buscar en lo más
profundo de tu conocimiento algún segundo significado, algo más intenso que el
simple placer que produce su visión. Algunas veces se producen frases,
obviamente no son producto del azar, sino que nos quieren imbuir ese halo de
misterio y fascinación, como la secuencia de odio, muerte y fin. Las palabras
son siempre sencillas, no así el significado que cada uno quiere obtener, donde
podemos buscar otro significado de la realidad.
Las palabras en distintos idiomas, cifras repetitivas,
signos de puntuación, son creados en el formato de video a través de algoritmos
producidos por la mente del artista. Siguiendo la estela de algunos proyectos
de la artista norteamericana Jenny Holzer, (Gallipolis, Ohio, 1950).
En la misma sala, podemos maravillarnos con su calavera a
base de palabras cortas en ingles, son dardos que van implosionando nuestras cabezas mostrándonos con crudeza,
como podemos ser objeto de las empresas mediáticas que nos van rellenando
nuestro pequeño cerebro de sus ideas preconcebidas para que al final hagamos lo
que desean. El sentido contrario, con una explosión de las palabras que en su
día nos permitieron pensar y que con la situación actual, solamente podemos
huir hacia la nada.
En la tercera sala, tenemos una visión celestial, donde los
distintos puntos moviéndose por las
paredes y techo, simula una noche cósmica, donde todos los cuerpos de la bóveda
celestial se van moviendo, mandándonos mensajes que nos permiten mantener una
tranquilidad suma, tumbado en el centro de la sala, para no provocar ninguna
distorsión en las imágenes, si se tiene la suerte de estar solo, se pueden
disfrutar de los mejores momentos del arte conceptual actual.
Allí tumbado, me vienen a la memoria los bisontes de
Altamira, y como el arte ha conseguido evolucionar desde esos “magníficos tonos
ocre” al algoritmo.
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