martes, 16 de octubre de 2012

Crítica. Espectros de Antonin Artaud. Museo Reina Sofía.

Se podrían escribir páginas... pero
No quiero caer en repetir las mismas ideas y los mismos términos una y otra vez.
 
Una locura, aparentemente desordenada, de una complejidad conceptual impredecible… quizás ayudarían a describir la exposición de Artaud en el Reina Sofía. Pero, la verdad es, que muchas veces visitamos exposiciones incomprensiblemente (para nosotros) grandes, tremendamente complejas, en las que no podemos ni acercarnos a imaginar qué tipo de orden siguen, y que por descontado, nos parecen una locura, una marabunta irreconocible, incognoscible, inconmensurable para nosotros. Pero como he planteado al principio, la idea, en esta ocasión, no es redundar en torno a todo este, también desordenado cosmos, de términos que al final no expresan nada.
Lo cierto es, que la exposición es fácil de entender, si simplemente la recorres de arriba abajo empapándote de su esencia, porque al fin y al cabo, y tal y como aparece manifiestamente en el texto descriptivo que acompaña la muestra, la idea es reflejar la influencia de Artaud en diferentes manifestaciones artísticas de su tiempo, en torno a los años cincuenta.  Gran parte del mensaje que se lanza a través de las diferentes obras y artistas se puede interpretar y entender desde un plano intuitivo de nuestra consciencia, y en cierta medida pienso, que cuantas más vueltas se le da a la exposición, intentando encontrar un sentido claro, un objetivo determinado en su orden, más se aleja este de nosotros. La única pretensión de la muestra parece ser contrastar, y evidenciar la influencia de Artaud, al meter en un espacio unificado parte de la obra del francés, junto a otras manifestaciones contemporáneas, en las que deberíamos poder apreciar su influencia. El resultado es una exposición que puede resultar compleja, pero sólo tan compleja como queramos hacerla, puesto que el espectador es quién decide en qué modo accede a sus contenidos.
Los artistas provienen de tres panoramas diferentes: Francia, Estados Unidos y Brasil. Encontramos muy diversos medios de expresión artística. Encontramos también diferentes formas de trabajar, incluso en un mismo medio… y sin embargo sigue habiendo hilos conductores de la exposición, una serie de elementos con los que cada una de las obras expuestas tienen relación, estos son: la relación entre la obra y el espectador, la creación de un lenguaje artístico y/o visual nuevo, que dote de nuevos significados, y significantes a la obra, la relación entre el lenguaje y el cuerpo, la preocupación por las cuestiones esenciales de la vida… la preocupación por encontrar nuevos medios de expresión. En lo referente al lenguaje visual, todo esto se traduce en el empleo de signos y símbolos, también podríamos hablar de una tendencia “primitivista” en el modo de representación. Lo que a su vez nos hace plantearnos ¿qué es realmente la modernidad en el arte?
 
Victoria García

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