miércoles, 3 de octubre de 2012

¿Un panfleto?

Laura Sánchez Crespo.
Jonathan Hernández, La reforma tiene muchas decenas de periódicos, pero ni un sólo hombre. La Caja Negra.

Una vez, una profesora me dijo que el arte no es política, y que no se puede pretender que un panfleto comunique algo más allá del dogma. Ya lo hice en su momento, pero ahora dejo que conteste por mí Jonathan Hernández, porque si alguien es capaz de haber pasado por la galería y no haber sentido nada, no haber compartido un poco de frustración ante tanta imagen de personas con los ojos cerrados, ni un poco de mala hostia (con perdón) al mirar a poderosos con caras ridículas o de indiferencia, o la violencia de las cargas policiales que reprimen a quien incordia... es porque se niega completamente a sentirlo, y seguro que el artista, de haber salido esa persona en el periódico, también le habría hecho un hueco sobre las tablas de esta muestra.

Actual, político, crítico, expresivo, directo, ácido... el arte no tiene que ceñirse a producir belleza, sino que  debe revolver conciencias. Al menos eso deja claro Jonathan Hernández, quien se atreve a exponer en la Caja Negra su grito de indignación, y con buenos resultados en las notas de prensa, que no hacen más que darle la enhorabuena, en el sentido espaciado de la palabra (en hora buena); las que, seguro, no han escrito personas como mi exprofesora, que más que alabarle por oportuno, le habrían tachado de oportunista.


Ya el título adelanta que no existe posible separación entre actualidad y obra, La reforma tiene muchas decenas de periódicos, pero ni un sólo hombre, sacada de La desobediencia civil de Henry David Thoreau; y ya el título sigue la tendencia que mantendrá la exposición, simple y llana, concisa y fácil. Tanto busca la claridad, que está acompañada de un libro ilustrado Vulnerabilia (ver llover), que reza sentencias como "qué pena que no podamos vernos en el espejo cuando tenemos los ojos cerrados", citando a Georges Perec y Bernard Queysanne.

Y es que el artista en este caso no busca ir más allá del puro hoy, no busca fijar su mirada en nada que no sea el presente, ni mostrar nada más complicado. Las cosas están claras: sin los ojos abiertos no se puede ver, como tampoco se puede ver si humo y polvo te lo impiden, mientras, el poder mundial se concentra en unas pocas manos.

Lo que escuchamos al contemplar la colección de imágenes recortadas de la prensa, es algo que unas imágenes aisladas y anónimas entre todas las que nos salen al paso en la sociedad de la imagen no podían decir, pero que el artista, como un demiurgo, ha ordenado y dispuesto, reunido y separado, para que podamos ver algo similar a una sinergia, la conclusión de las fotografías. Quien entra en la galería, paradójicamente, sale a la calle, al mundo al otro lado de la pared en la que están colgadas las obras, que son quienes parecen gritar "la realidad está ahí fuera".

Collage tras collage y fotografía tras fotografía, Jonathan Hernández nos obliga a mirar aquello que quizás no quisiéramos, y lo muestra como una verdad absoluta no porque nos quiera convencer de una idea particular, sino porque desde la objetividad del objetivo, valga la redundancia, se impone realidad a ficción.

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