martes, 16 de octubre de 2012

La enfermedad como creadora de arte


“La enfermedad como creadora de arte”
“Espectros de Artaud. Lenguaje y arte de los años cincuenta” Museo Reina Sofía (Madrid) Almudena Donoso Carrascosa


En Madrid, el museo Reina Sofía, nos presenta la exposición “Espectros de Artaud. Lenguaje y arte en los años cincuenta”.

La vida del artista francés Antonin Artaud (1896 – 1948), no fue precisamente fácil.
Siendo muy pequeño, tuvo numerosos problemas de salud que le causaron un dolor físico y una paranoia permanente, obligándole a ingresar con frecuencia en sanatorios mentales. La muerte de su hermana y otras dificultades, fueron las piedras que finalmente lo hundieron en un pozo de depresión y crisis nerviosas, del que nunca conseguiría salir.



Es un autor muy polifacético: actor, poeta, ensayista, director escénico… Heredero del dadaísmo y perteneciente al movimiento vanguardista. Es también el creador del “Teatro de la Crueldad” y todo lo referente al teatro de lo absurdo. Muy influenciado por el teatro balinés. 

Ha sido estudiado profundamente en teatro, pero la rama de las artes plásticas y la poesía han pasado más por alto, dado que otros autores de la época han tenido mayor importancia que él (como el caso del francés Marcel Duchamp).

Poniéndonos en situación con esta pequeña introducción, conociendo los antecedentes, la vida y las influencias de Artaud,  podemos, ahora sí, intentar comprender y sacar conclusiones esta exposición, formada por los “espectros” o herederos de su estilo a mediados del siglo XX. Principalmente son de tres nacionalidades: francesa, portuguesa y estadounidense, aunque también hay obras de otros autores pertenecientes a países como Alemania. 

Como espectador, el primer sentimiento que se presenta es, la confusión. Textos representados con figuras geométricas, garabatos... Cuadros formados en su totalidad por letras… Películas, de corta duración en la mayoría de los casos, en las cuales resaltan más los sonidos que la propia imagen en movimiento. Representaciones de la música, la danza… a través de la imagen. Recortes sin un tema común aparentemente, formando collages.
Todo esto, es algo que se sale de lo común y cuesta entender.

Con este estilo a la hora de representar la pintura, el cine, la música y la literatura, con unas fronteras tan difuminadas entre unos y otros, lo único que encontramos en ellas en común es una cosa: el intento o la obsesión de todos los artistas por romper los límites del lenguaje. Por crear un “idioma propio”.

El decorado que envuelve a todas las obras, ayuda a ambientar toda esta situación de caos y ruptura: Tras unas grandes salas grandes e iluminadas en las cuales nos presentan numerosas obras, entramos en unas habitaciones pequeñas, prácticamente oscuras en las que hay vídeos de corta duración o  reproducciones sonoras de poemas. Aparentemente es el final de la exposición. Pero siempre hay algo más allá. 

Tras ver esto, cualquiera se puede plantear unas preguntas ¿Dónde está el límite del arte? ¿Qué queda aún por venir?




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