martes, 16 de octubre de 2012

DEMASIADOS FANTASMAS

                                            DEMASIADOS FANTASMAS

Marco Torres Romero de Ávila

Espectros de Antonin Artaud: Lenguaje y arte en los años 50. Múltiples autores.
Museo Reina Sofía. Edificio Sabatini. Madrid (Atocha)


Hasta diciembre podremos disfrutar de la faraónica exposición que se nos ofrece en el Museo Reina Sofía de Madrid: Espectros de Antonin Artaud, lenguaje y arte en los años 50. Realmente se trata de una exposición tremendamente amplia y heterogénea, lo cual puede gustar más o menos, pero no se puede negar que brinda muchísimas posbilidades;
con un nombre más que acertado, encontramos desde trabajos vanguardistas franceses de los años 50, hasta extrañas tendencias setenteras brasileñas.

Al final, las escasas obras del propio Artaud son lo de menos, aunque a título personal, fueron las que más me llamaron la atención, con ese aura tan enfermiza y majara que lograba transmitir. A la cola le siguen los letristas franceses de posguerra (Wolman, Dufrene, Lemaitre..), que con numerosos escritos, pinturas interesantísimas y filmes, logran una sección relativamente homogénea y de alta calidad, prolongando el legado de Artaud en su insistente interés por trascender el mero lenguaje.
En esta línea, y de forma más aislada, econtramos la obra del sueco Fahlström, con su primer manifiesto de la poesía concreta, que realizó tras saber de Artaud, aunque llegando ya a un nivel mayor de abstracción de la lengua.

Acercándonos a la sección de los artistas brasileños, se puede constatar que existe una cada vez menor influencia del espectro del francés, siendo más bien ligerita en algunos momentos.
Respecto a los métodos de desarrollo creativo en psiquiatría de la doctora Nise Da Silveira, se me hacen iniciativas admirables y de ideas interesantísimas, no obstante, un pelín (con muchas comillas) ““““sobrantes”””” dentro del contexto de la exposición. Me explico. A pesar de la importancia que haya podido tener Artaud en estos métodos, sigo viéndola como algo más desligada de la estela del francés que otros de los autores expuestos, puesto que podrían haber surgido de otro modo, simplemente eso.
Mención especial a la proyección dedicada a Lygia Clark, donde sus formas de terapia, de las cuales no dudo el efecto relajante que producirán, no me dejan de parecer de un ámbito totalmente desligado del arte, con algo más de gesticulación teatrera más propia de un tarot.
Finalmente, las últimas proyecciones y obras referentes al anti-psiquiatrismo, que tan bien conocieron y tanto promulgaron en vida Artaud o Isidore Isou, sí que resultan especialmente interesantes.

A pesar de todo, la exposición engloba un montón de autores y trabajos más, por supuesto. También cabe destacar la ingente cantidad de carteles, vinilos, manuscritos, originales varios de la época, etc.. que quedan desperdigados a lo largo y ancho de todas las salas, y que no dejan de resultar curiosos, amén del valor histórico obvio que poseerán para aquel extremadamente interesado en todo lo circundante al contexto de las obras.

Coloridos lienzos vanguardistas, ruidosas y sorpresivas películas que implican totalmente al público y lo desconciertan (un aplauso por esa proyección-pelota), divertidos escritos sobre temática sórdida, etc.. todo ello y más atrapa los espectros de Antonin Artaud.
A modo de conclusión, diría que veo una exposición demasiado amplia y dispersa. Bueno. Tampoco es malo. Sólo que en este caso, detecto cierta excesiva euforia en el intento de ver a Artaud en demasiados sitios diferentes y, si bien fue suficientemente creativo y polifacético como para ello, tanta disparidad me impidio disfrutar tan plenamente como lo habría hecho con, quizá la mitad de estos homenajes al genial francés.

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