La exposición Espectros
de Artaud. Lenguaje y arte en los años 50. Se expone actualmente en el
Museo Reina Sofía y se trata de una exposición muy completa. Es admirable la
gran cantidad de material que es expuesto, la organización en cuanto a la
temática y los medios utilizados para mostrar obras tanto de cine y teatro como
pictóricas o sonoras.
La exhibición se centra en la obra y figura de Artaud que tuvo una gran influencia en sus
contemporáneos de todas las partes del planeta como Isidore Isou, Gabriel
Pomerand, Gil Wolman, M.C. Richards, Augusto de Campos y su hermano Haroldo entre
otros muchos, y como estos artistas siguiendo su estilo plasman esos
rasgos característicos de Artaud en sus obras.
También en ésta muestra reivindica la importancia de Antonin Artaud que
ha sido eclipsado durante la postguerra por otro movimiento, el neodadá.
Antoine Marie Joseph Artaud fue un artista surrealista francés con problemas
psicológicos que fueron tratados a base de opio y lo cuales influyeron en la
producción de todas sus obras a lo largo de la primera mitad del siglo XX. En esta exposición se muestra sobretodo temas
como su interés por el lenguaje y su formación y esa irá que tenía contra los
médicos y las instituciones psiquiátricas tan relacionadas con él durante toda
su vida.
En conclusión esta exposición ha reunido muchísimas obras y
ha descubierto al espectador la evolución y la relación en las obras de los
diversos artistas que exponen, pero no
es nada atractiva desde el primer momento. Empieza con un extracto de un poema
de Artaud, Alineación y magia negra en
el que desvela que el artista sufre problemas mentales y critica a los médicos,
su opinión de indignación con estos sanitarios se podría resumir con una definición
muy española, antigua y peyorativa de estos funcionarios, matasanos. En segundo
lugar se muestra una película dirigida por Isidore Isou con una duración de
dos horas, ¡DOS HORAS! Al terminar de ver la película se te quitan
las ganas de seguir viendo la exposición, aunque se agradece que se haya
recortado esas 4 horas iniciales. El resto de la exposición, los frescos, films
(de duración más corta), cuadros hipergráficos, documentos y demás si que tiene cierto interés y te
produce un placer estético su contemplación
pero las obras sonoras resultan aburridas y pesadas, es comparable con
escuchar las divagaciones de un borracho, las palabras sonámbulas de alguien o
los juegos infantiles de un niño. A diferencia
del conjunto de "ruidos" ha habido una obra sonora que si que resulta interesante, se trata de la habitación oscura que simulaba ser un hospital psiquiátrico
y se llenaba con gritos en francés. ¡Ésta sí!, esta si que es una buena crítica
a sus odiados manicomios, la obra te introduce en lo que sería estar en un manicomio, esa
sensación de angustia y esos gritos que te agobian mientras sientes la obra es
la mejor crítica que se puede hacer, porque muestra como es, aunque sea de una forma muy muy light.
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