martes, 16 de octubre de 2012

¡CU-CÚ!


La exposición  Espectros de Artaud. Lenguaje y arte en los años 50. Se expone actualmente en el Museo Reina Sofía y se trata de una exposición muy completa. Es admirable la gran cantidad de material que es expuesto, la organización en cuanto a la temática y los medios utilizados para mostrar obras tanto de cine y teatro como pictóricas o sonoras.

La exhibición se centra en la obra  y figura de Artaud  que tuvo una gran influencia en sus contemporáneos de todas las partes del planeta como Isidore Isou, Gabriel Pomerand, Gil Wolman, M.C. Richards, Augusto de Campos y su hermano Haroldo entre otros muchos,  y como estos  artistas siguiendo su estilo plasman esos rasgos característicos de Artaud en sus obras.  También en ésta muestra reivindica la importancia de Antonin Artaud que ha sido eclipsado durante la postguerra por otro movimiento, el neodadá.

Antoine Marie Joseph Artaud fue  un artista surrealista francés con problemas psicológicos que fueron tratados a base de opio y lo cuales influyeron en la producción de todas sus obras a lo largo de la primera mitad del siglo XX.  En esta exposición se muestra sobretodo temas como su interés por el lenguaje y su formación y esa irá que tenía contra los médicos y las instituciones psiquiátricas tan relacionadas con él durante toda su vida.

En conclusión esta exposición ha reunido muchísimas obras y ha descubierto al espectador la evolución y la relación en las obras de los diversos artistas que exponen,  pero no es nada atractiva desde el primer momento. Empieza con un extracto de un poema de Artaud, Alineación y magia negra en el que desvela que el artista sufre problemas mentales y critica a los médicos, su opinión de indignación con estos sanitarios se podría resumir con una definición muy española, antigua y peyorativa de estos funcionarios, matasanos. En segundo lugar se muestra una película dirigida por Isidore Isou con una duración de  dos horas, ¡DOS HORAS!  Al terminar de ver la película se te quitan las ganas de seguir viendo la exposición, aunque se agradece que se haya recortado esas 4 horas iniciales. El resto de la exposición, los frescos, films (de duración más corta), cuadros  hipergráficos, documentos  y demás si que tiene cierto interés y te produce un placer estético su contemplación  pero las obras sonoras resultan aburridas y pesadas, es comparable con escuchar las divagaciones de un borracho, las palabras sonámbulas de alguien o los juegos infantiles de un niño.  A diferencia del conjunto de "ruidos" ha habido una obra sonora que si que resulta interesante, se trata de la habitación oscura que simulaba ser un hospital psiquiátrico y se llenaba con gritos en francés. ¡Ésta sí!, esta si que es una buena crítica a sus odiados manicomios, la obra te introduce en  lo que sería estar en un manicomio, esa sensación de angustia y esos gritos que te agobian mientras sientes la obra es la mejor crítica que se puede hacer, porque muestra como es,  aunque sea de una forma muy muy light.

No hay comentarios:

Publicar un comentario