Espectros de Artaud. Lenguaje y arte en los años cincuenta
Museo Reina Sofía
Paula Mafalda Nieto Vivas
Nos encontramos ante una exposición extensa y compleja en la
que no podemos pasar por alto los carteles informativos que están repartidos
por toda la exposición (aviso para gandules) y aun disponiendo de esta información
es importante tener claros conceptos como dadaísmo, movimiento letrista o anti
psiquiatría antes de visitarla para dar con el verdadero mensaje de
las obras.
Casi todos de origen francés, los artistas influidos por el
pensamiento de Artaud crean un anti-arte como acto de rebeldía y destrucción de
todo lo anterior, una oposición a las reglas establecidas que regían el
arte de su época. Para ellos el arte se entiende como idea en si, se reconoce
la identidad del individuo y su presencia en la parte del proceso artístico. En
las obras expuestas estos poetas, escritores, dibujantes, pintores y cineastas pretenden
reflejar la situación en la que se encuentra el mundo en el que viven, lleno de
caos y confusión que a sus ojos se hace evidente pero que el resto del mundo
parece ignorar. Piden a gritos la muerte del surrealismo imperante de la época
para crear un nuevo tipo de arte o mas bien anti-arte, pero lo cierto es que poco se alejan del dadaísmo. Las obras están cargadas del carácter propio de cada autor y la visión que cada uno tiene sobre su realidad, a la vez condicionada por el marco en el que viven. Lo que busca principalmente el dadaísmo es fusionar el arte con la vida convirtiéndolo en un elemento cotidiano. Todos estos artistas entre los que se encuentran Isidore Isou, Artaud, Gil Wolman o François Dufrêne no están de acuerdo con que el arte siga un canon establecido, con que a la hora de crear tengamos que acatar unas normas sin salirnos del camino marcado. Por esa razón lo que buscan en sus obras es una contradicción a todo lo implantado simplemente por el mero placer de refutarlo o discutirlo.
Colgados en las paredes de una blanco resplandeciente
encontramos pequeños cuadros que al fijarnos detenidamente descubrimos
que se tratan de páginas sacadas de un libro. Estos artistas pretenden crear
poesía sin palabras por medio de símbolos matemáticos, químicos, alfabéticos o
simplemente objetos figurativos que nos pretenden transmitir el alma de la poesía
sin que sea necesario el uso de las palabras. También nos encontraremos con una
serie de películas proyectadas en las que el diálogo y la imagen no siguen una
coordinación lógica y en las que la cinta esta rayada o el artista ha
realizado incisiones con el fin de deformar
la imagen. Esto que aparentemente no entendemos o nos resulta de los más
extraño expresa perfectamente el pensamiento y la intención de estos artistas
de querer trastocar el mundo en el que viven. Pretenden crear una forma de
hacer arte distinta a todo lo anterior, quieren narrar historias o transmitir
emociones poéticas en forma de ruido, sonidos que emiten ellos mismos y
onomatopeyas varias con el fin de transmitir una emoción sin necesidad de usar
la escritura tal y como la conocemos. Pero sin duda lo que más impresiona
es la primera sala en la que tras leer un texto escrito por Isou en el que apreciamos
su disconformidad con los métodos psiquiátricos utilizados en la época como el
electroshock o la lobotomía y escuchando de fondo un discurso en un idioma ininteligible
y con un tono un tanto mosqueado nos invade
cierto miedo a continuar con la visita. Pero sean valientes, porque realmente
merece la pena adentrarse en la peculiar visión que tenían estos artistas de su realidad.
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