María José Llamas
Espectros de Artaud. Lenguaje y arte
en los años cincuenta.
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
El MNCARS apuesta por destacar la figura de Antonin Artaud más allá de su labor como dramaturgo y crítico teatral. La muestra pretende
poner en valor la influencia decisiva que ejerció Artaud en las vangauardias de
posguerra y su papel como nexo entre los movimientos artísticos del periodo de
entreguerras. Con más de 300 piezas entre manuscritos, dibujos, fotografías,
materiales audiovisuales y piezas sonoras, el museo rinde homenaje a Artaud a
través de los artistas en los que su influencia fue más directa, no solo en
París sino en también en Estados Unidos y Brasil.
Antonin Artaud fue un artista
polivalente como pocos. Trabajó en campos tan variados como la poesía, la
novela, y la traducción, pero también fue dibujante, pintor, actor, ensayista y
director. En sus dos manifiestos recogidos
bajo el título “El teatro y su doble” publicados en 1938, expuso su
concepto del teatro de la crueldad para defender la idea de que el teatro debía afectar profundamente
al espectador y trascender el lenguaje. Esto podía lograrse a través de sonidos
onomatopéyicos y de una distribución poco convencional del escenario. Los
frutos artísticos que la influencia de
esta teoría produjo a lo largo y ancho del mundo durante los años cincuenta del
siglo XX, pueden contemplarse, o más bien experimentarse, en el montaje del
Reina Sofía.
Para entender los postulados de
Artaud es fundamental situarle en su contexto histórico-artístico como heredero
del dadaísmo y posteriormente militante del surrealismo, al que acabaría
repudiando. Sin duda ambas experiencias confluyeron en Artaud en una voluntad
de ruptura, de búsqueda del caos para desde ahí comenzar a construir. En este
sentido la muestra recoge ampliamente la enorme influencia que ejerció en el movimiento
letrista. La descomposición en letra de la poesía, para continuar el
proceso creativo utilizando otros alfabetos además del latino, pictogramas o
incluso elementos inventados, queda recogido en numerosas de las obras expuestas.
En definitiva, destacar el valor de la palabra por si misma, y no tanto por su
significado, fue el leit motiv de muchos de estos artistas entre los que
destacan Isidore Isou, Gabriel Pomerand y Maurice Lemaître. La impronta de
Artaud también se deja ver en el llamado movimiento neoconcreto, a
través de las obras de
algunos de sus principales exponentes como Lygia Clark, Hélio Oiticica o
Ferreira Gullar, firmes defensores del arte como experiencia multisensorial.
Junto a los dos focos anteriores destaca también la influencia que transmitió
en la obra de artistas americanos como John Cage, Robert Rauschenberg o Robert
Tudor y del escritor sueco Öyvind Fahlström, autor del primer manifiesto de
poesía concreta que puede contemplarse en la exposición.
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